martes, 1 de septiembre de 2009

AGOSTO 2009 AÑO 11 - Nº 66 "CAUSA DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN DEL SIEVO DE DIOS JUAN PABLO II"

El siervo de Dios, hombre de intensa vida de oración, Pastor incansable de la Iglesia universal y testigo valiente del Evangelio de Cristo, encomendándose totalmente a la voluntad de Dios y a la Virgen María, reafirmó en su vasto y rico magisterio el carácter central del Ministerio eucarístico en la vida de la Iglesia, indicando a todos los bautizados, como primario, su compromiso de buscar la santidad, a la que definió como: “alto grado de la vida cristiana”

TESTIMONIO:
Soy ortodoxa.

También yo quiero contar la experiencia de fé y amor que he vivido en la oración a nuestro amadísimo Papa Juan Pablo II. Por ser ortodoxa, escuchaba los discursos del Papa con algo de distanciamiento, incluso cuando estaba entre nosotros. Durante los últimos días de su vida terrestre lo he conocido mejor, y lo he amado. También después de su muerte. Desde aquel abril de 2.005 rezo a menudo a Juan Pablo II y estoy segura de que escucha siempre mi oración. El 2 de abril de 2.006, al año de su muerte, la televisión dio una película sobre su vida. Aquel día me habían regalado una entrada para un concierto buenísimo de un grupo famoso. Rechacé la invitación con algo de pesar, porque no podía perderme la película sobre Juan Pablo II. Aunque ya la había visto, todo lo que trataba de él me emocionaba sinceramente Al día siguiente, mi mejor amiga –soy madrina de sus 3 hijas- me llamó llorando: el 2 de abril descubrió que estaba embarazada de la tercera de sus hijas, y decía que no había deseado tenerla, porque tenía demasiado trabajo, no era un embarazo programado... Intenté convencerla de que la vida era más importante y pedí al Papa que ayudara a mi amiga a decidir tener a su hija. Supe entonces cómo se iba a llamar aquella criatura. El día en que nació Juana Paula (una niña preciosa) llegué al hospital media hora después del parto y vi que mi amiga no estaba bien. Poco después tuvo una hemorragia y los médicos me hicieron salir de la habitación 10 minutos, que se me hicieron eternos. Yo rezaba al Santo Padre y a su Madre la Virgen, que salvaran a mi amiga. Cuando el médico salió de la habitación la hemorragia se había detenido, pero de haber durado más tendrían que haber vuelto al quirófano. Creo que el Papa escuchó mi oración y ayudó a la madre de Juana Paula. El año pasado Juana Paula se bautizó y ahora tiene 19 meses. Cada vez que la llamo por su nombre me acuerdo de Juan Pablo II y le doy gracias por el nacimiento de este angelito, por el triunfo de la vida y del amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario