jueves, 3 de septiembre de 2009

AGOSTO 2009 AÑO Nº 11 "QUERIDO LECTOR"

¿Piensas que este "HURACANES ESPIRITUALES" te fue enviado por casualidad? Fue Dios que toco mi corazón y me hizo acordarme de ti, no por ser una persona amiga, sino porque eres importante para Dios... y para mi y porque tanto Dios como yo te amamos muchísimo... Deja que Dios toque tu corazón, porque todos necesitamos saber que Dios siempre esta con nosotros, vamos a compartir con todos, el inmenso Amor de Dios... manifestado en este humilde periódico "Huracanes Espirituales"
A TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES
¿qué buscan ustedes?
Un hombre preguntó a una mujer ¿Que tipo de hombre estas buscando? Ella respondió:
"Siendo mujer de esta época, estoy en capacidad de decirle a cualquier hombre lo que yo sola no puedo hacer por mi"
"No me estoy refiriendo al dinero, yo necesito más que eso ... yo necesito un hombre que luche por la perfección en todos los aspectos de la vida"
Yo busco alguien que luche por superarse, alguien con quien conversar y que me motive a ser cada vez mejor... yo necesito a alguien mentalmente simple e inmaduro, quiero a alguien a quien admirar por mí misma... Yo estoy buscando a alguien que luche por su vida espiritual, porque yo necesito a alguien con quien compartir mi fe en Dios, un hombre que me ame, pero que ame a Dios, por encima de todo...
No necesito a un hombre que luche por tener mucho dinero, porque yo no busco riquezas. Busco a alguien que se esfuerce y trabaje hombro a hombro conmigo para sostener nuestro hogar, que no sea una carga y no espere ser mantenido. Yo necesito a alguien suficientemente sensible para que me comprenda.
Lo que paso en la vida como mujer, pero suficientemente fuerte para darme ánimo y no dejarme caer.
Yo estoy buscando a alguien a quien yo pueda respetar. Alguien que sea mi complemento en la vida. Para poder apoyar a ese hombre, debo respetarlo y que me respete por lo que valgo, yo no puedo ser sumisa con un patán.
Busco a alguien en quien pueda confiar, alguien que me respete como su pareja y su mejor amiga. NO un hombre infiel, con un alma tan pobre que me irrespete y se irrespete a si mismo, entregándose a cualquiera solo por un momento de placer banal y animal.
Busco a un hombre que pueda ser digno ejemplo para nuestros hijos, más no una verguenza para ellos.
Dios hizo al hombre y a la mujer en iguales condiciones para apoyarse mutuamente. Yo no puedo ayudar a un hombre inútil, que no se pueda ayudar a sí mismo.
Busco ternura... Yo busco a un hombre sensible y con buenos sentimientos, porque él conocerá mis sentimientos con solo mirarme a los ojos.
Amadísimos Lectores: ¿Qué opinan de lo que dijo la mujer? y recuerden que los dos, hombre y mujer valen mucho. Y estas palabras, como son valores humanos y morales, sirven para los dos de igual manera.

AMANECER EN CIUDAD BOLÍVAR "IMAGEN IMPRESIONANTE"


martes, 1 de septiembre de 2009

AGOSTO 2009 AÑO 11 - Nº 66 "CARITAS IN VERITATE.......LA CARIDAD EN LA VERDAD MARTES 7 DE JULIO DE 2009"


CARTA ENCÍCLICA
CARITAS IN VERITATE
DEL SUMO PONTÍFICE BENEDICTO XVIA
LOS OBISPOS
A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS
A TODOS LOS FIELES LAICOS
Y A TODOS LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD SOBRE EL DESARROLLO HUMANO INTEGRALEN LA CARIDAD Y EN LA VERDAD

INTRODUCCIÓN
1. La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. El amor —«caritas»— es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta. Cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,22). Por tanto, defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad. Ésta «goza con la verdad» (1 Co 13,6). Todos los hombres perciben el impulso interior de amar de manera auténtica; amor y verdad nunca los abandonan completamente, porque son la vocación que Dios ha puesto en el corazón y en la mente de cada ser humano. Jesucristo purifica y libera de nuestras limitaciones humanas la búsqueda del amor y la verdad, y nos desvela plenamente la iniciativa de amor y el proyecto de vida verdadera que Dios ha preparado para nosotros. En Cristo, la caridad en la verdad se convierte en el Rostro de su Persona, en una vocación a amar a nuestros hermanos en la verdad de su proyecto. En efecto, Él mismo es la Verdad (cf. Jn 14,6).
2. La caridad es la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia. Todas las responsabilidades y compromisos trazados por esta doctrina provienen de la caridad que, según la enseñanza de Jesús, es la síntesis de toda la Ley (cf. Mt 22,36-40). Ella da verdadera sustancia a la relación personal con Dios y con el prójimo; no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas. Para la Iglesia —aleccionada por el Evangelio—, la caridad es todo porque, como enseña San Juan (cf. 1 Jn 4,8.16) y como he recordado en mi primera Carta encíclica «Dios es caridad» (Deus caritas est): todo proviene de la caridad de Dios, todo adquiere forma por ella, y a ella tiende todo. La caridad es el don más grande que Dios ha dado a los hombres, es su promesa y nuestra esperanza.
Soy consciente de las desviaciones y la pérdida de sentido que ha sufrido y sufre la caridad, con el consiguiente riesgo de ser mal entendida, o excluida de la ética vivida y, en cualquier caso, de impedir su correcta valoración. En el ámbito social, jurídico, cultural, político y económico, es decir, en los contextos más expuestos a dicho peligro, se afirma fácilmente su irrelevancia para interpretar y orientar las responsabilidades morales. De aquí la necesidad de unir no sólo la caridad con la verdad, en el sentido señalado por San Pablo de la «veritas in caritate» (Ef 4,15), sino también en el sentido, inverso y complementario, de «caritas in veritate». Se ha de buscar, encontrar y expresar la verdad en la «economía» de la caridad, pero, a su vez, se ha de entender, valorar y practicar la caridad a la luz de la verdad. De este modo, no sólo prestaremos un servicio a la caridad, iluminada por la verdad, sino que contribuiremos a dar fuerza a la verdad, mostrando su capacidad de autentificar y persuadir en la concreción de la vida social. Y esto no es algo de poca importancia hoy, en un contexto social y cultural, que con frecuencia relativiza la verdad, bien desentendiéndose de ella, bien rechazándola.

AGOSTO 2009 AÑO 11 - Nº 66 "CAUSA DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN DEL SIEVO DE DIOS JUAN PABLO II"

El siervo de Dios, hombre de intensa vida de oración, Pastor incansable de la Iglesia universal y testigo valiente del Evangelio de Cristo, encomendándose totalmente a la voluntad de Dios y a la Virgen María, reafirmó en su vasto y rico magisterio el carácter central del Ministerio eucarístico en la vida de la Iglesia, indicando a todos los bautizados, como primario, su compromiso de buscar la santidad, a la que definió como: “alto grado de la vida cristiana”

TESTIMONIO:
Soy ortodoxa.

También yo quiero contar la experiencia de fé y amor que he vivido en la oración a nuestro amadísimo Papa Juan Pablo II. Por ser ortodoxa, escuchaba los discursos del Papa con algo de distanciamiento, incluso cuando estaba entre nosotros. Durante los últimos días de su vida terrestre lo he conocido mejor, y lo he amado. También después de su muerte. Desde aquel abril de 2.005 rezo a menudo a Juan Pablo II y estoy segura de que escucha siempre mi oración. El 2 de abril de 2.006, al año de su muerte, la televisión dio una película sobre su vida. Aquel día me habían regalado una entrada para un concierto buenísimo de un grupo famoso. Rechacé la invitación con algo de pesar, porque no podía perderme la película sobre Juan Pablo II. Aunque ya la había visto, todo lo que trataba de él me emocionaba sinceramente Al día siguiente, mi mejor amiga –soy madrina de sus 3 hijas- me llamó llorando: el 2 de abril descubrió que estaba embarazada de la tercera de sus hijas, y decía que no había deseado tenerla, porque tenía demasiado trabajo, no era un embarazo programado... Intenté convencerla de que la vida era más importante y pedí al Papa que ayudara a mi amiga a decidir tener a su hija. Supe entonces cómo se iba a llamar aquella criatura. El día en que nació Juana Paula (una niña preciosa) llegué al hospital media hora después del parto y vi que mi amiga no estaba bien. Poco después tuvo una hemorragia y los médicos me hicieron salir de la habitación 10 minutos, que se me hicieron eternos. Yo rezaba al Santo Padre y a su Madre la Virgen, que salvaran a mi amiga. Cuando el médico salió de la habitación la hemorragia se había detenido, pero de haber durado más tendrían que haber vuelto al quirófano. Creo que el Papa escuchó mi oración y ayudó a la madre de Juana Paula. El año pasado Juana Paula se bautizó y ahora tiene 19 meses. Cada vez que la llamo por su nombre me acuerdo de Juan Pablo II y le doy gracias por el nacimiento de este angelito, por el triunfo de la vida y del amor.

AGOSTO 2009 AÑO 11 - Nº 66 "EVANGELIZACIÓN ¿DIOS EXISTE?"

En nuestra vida diaria nos encontramos personas que de una u otra forma se hacen y nos hacen esta pregunta. Esta cuestión puede ser formulada en distintos momentos: momentos de dolor, de confusión, de soledad o de abandono, pero el interrogante siempre es el mismo.Los creyentes tenemos el deber de facilitar la respuesta personal a este interrogante. Tenemos que hacerlo con nuestra vida, con nuestro ejemplo, con nuestra cercanía con Dios, con nuestra confianza en la Palabra y, sobre todo, con el amor a los demás. Pero no es menos cierto que también tenemos que dar con humildad y con íntimo convencimiento, nuestra respuesta a la gran pregunta sobre la existencia de Dios.Veamos algunos sencillos puntos de reflexión sobre este tema que podemos compartir con los demás.
1.- ¿Existe Dios?
Para contestar a esta pregunta podemos encontrar fundamentalmente tres tipos de personas:* Ateos: Son las personas que niegan la existencia de Dios.
* Agnósticos: Son las personas que ni afirman ni niegan la existencia de Dios. Puede ser que Dios exista o que no exista
* Creyentes: Son las personas que afirmamos la existencia de Dios.
2.- Pero, ¿Si Dios existe por qué no se le ve?
En la vida existen muchas cosas que existen y no se ven, por ejemplo: el frío, el calor, la salud, el oxígeno, las ideas, los pensamientos, los sentimientos, la enfermedad, el dolor, la felicidad, el amor, etc. etc. Los ejemplos que podemos poner serían interminables. En la existencia humana son más las cosas que existen y no se ven que al contrario.

3.- De acuerdo. Es verdad que en la vida existen muchas cosas que existen y no se ven, pero esas cosas que no se ven se sienten y se pueden sentir muchas veces.
Efectivamente. Todo lo que te he comentado existe y se puede sentir. Si no sentimos no podemos captar las cosas que nos rodean las veamos o no. Para nosotros los cristianos el "sentir" la existencia y la presencia de Dios es lo que llamamos "tener fe". La fe no es un sentimiento, es otra cosa bien distinta: es aceptar en lo más íntimo de tu ser la presencia de Dios que te ama.

4.- Bueno. Ya llegamos al tema de siempre, al tema de la fe. Para nosotros los no creyentes si llegamos a este punto se interrumpe toda conversación porque no podemos hacer nada contra ella. Si alguien te dice que tiene fe en Dios no podemos desmentirlo.
En realidad "tener fe" no es algo solamente referido a Dios. El ser humano vive constantemente actos de fe en su vida diaria. Tener fe es confiar en lo que no vemos y eso lo hacemos cada día y en cada momento. Veamos algunos ejemplos:
… Una persona va a realizar un viaje en avión. Compra el billete, se sube al aparato y no pide más garantías de ningún tipo. Ni sabe quién es el piloto ni el mecánico, ni mucho menos sabe de su pericia No sabe el estado del aparato ni de sus fallos técnicos. No conoce la situación emocional y física de la tripulación; pero la persona hace un acto de fe, (confía) en que todo irá bien y pone de esta forma su vida y su cuerpo en manos de unos desconocidos.
… Vas a un bar y pides un café. Al poco tiempo te traen un líquido negro en una taza o vaso y haces un nuevo acto de fe (confías), ya que no tienes ninguna prueba ni científica ni técnica que el contenido del mismo sea el café solicitado. Te lo tomas porque confías que no hayan introducido en tan negro líquido un poderoso veneno… Vas a cruzar un paso de peatones. Haces de nuevo un inmenso acto de fe. Confías que los coches se pararán y te dejarán pasar sin mayores dificultades. Nadie te ha garantizado ni científica ni técnicamente que los conductores van a respetar esa regla de circulación, pero tienes fe en que los coches se detendrán ante tu presencia. Todo un acto de fe…
… Vas al médico. Muchas veces no sabes ni cómo se llama ni conoces su pericia. No le exiges ver su título académico ni pruebas de su competencia. Tienes delante a un desconocido que te dice qué tienes que tomar y en qué dosis. No te cercioras de sus posibles errores. Haces otro acto de fe y desde que sales de la consulta vas y te compras los medicamentos y confiando en el médico te los tomas sin pensar en las posibles gravísimas consecuencias para tu organismo. Los errores médicos están al día. Todo un acto de fe…… Desde que nací conocí a un hombre y una mujer que se han pasado toda la vida diciéndome que son mis padres. La verdad es que no tengo ninguna constancia ni científica ni técnica que me obligue a creer que lo son. Quiero muchísimo a mis padres pero no tengo ninguna prueba que me demuestre que lo son. Hago un acto de fe (confío) en que lo son y les amo y respeto como se merecen. Lo mismo ocurre con mis hermanos. Todo un acto de fe…
Como ves todo en la vida humana es un acto de fe, es un confiar en las personas, en su bondad, en su buena disposición a no hacerme daño. Objetivamente no tengo ninguna prueba ni científica ni técnica, pero confío plenamente en las personas con las que me encuentro en la vida.
Esa fe, esa confianza humana no se queda sólo en las personas a las que veo. También hay muchas situaciones de mi vida que me hacen confiar en lo que yo individualmente tengo que hacer. Respirar, ordenar que mis pulmones tomen oxígeno, es un gran acto de fe porque nadie me ha garantizado que no esté respirando algún producto nocivo para mi salud, aunque su olor sea agradable. Comer deliciosos manjares y aparentes alimentos nutritivos es otro gran acto de fe. Confío que ellos no van a producir daño a mi organismo
Confiar en mi marido o esposa, en mis amigos, en mis compañeros de trabajo. Todo en la vida es un acto de fe.Siempre me he preguntado que si a los demás no les pedimos tantas pruebas...¿Por qué algunos exigen tantas pruebas a Dios...?
5.- De acuerdo que todo en la vida es un acto de fe, pero confío en cosas que veo. Confío en su utilidad y en su bondad. Pero ¿Cómo voy a confiar en Dios (cómo voy a tener fe en Él) si no le veo, ni lo siento?Buena reflexión. La fe de los cristianos no es un sentimiento. No creemos porque "sentimos". Creemos porque nos fiamos de Dios y de su Palabra, nos fiamos de los sacramentos, nos fiamos de los demás y de nosotros mismos.Nuestra fe no es sólo mundana. Nuestra fe es también sobrenatural. Fue Jesús quien nos enseñó el camino para entender la vida y la salvación humanas. Quien sigue a Jesús entregándose a Él de corazón, a pesar de los fallos y errores de la debilidad humana, podrá entender y confiar (tener fe) en lo que Jesús nos dijo.Hay muchos ateos, agnósticos y creyentes que hacen grandes actos de fe, no sólo como los descritos sino con otras abstracciones mucho más difíciles de creer:
… Yo nunca he visto la paz y sin embargo creo en ella.
… Nunca he visto la democracia y creo que es un valor.
… Nunca he visto la igualdad y estoy convencido que los seres humanos, sea quien sea, somos iguales ante Dios.… Nunca he visto la solidaridad y sin embargo estoy convencido que una humanidad solidaria es con mucho lo mejor.
… Nunca he visto los derechos humanos pero estoy seguro que hay que respetarlos y fomentarlos.… Nunca he visto la libertad pero sé que uno de los mayores bienes del ser humano.
… Nunca he visto la justicia pero sin ella la vida humana apenas tendría sentido.
Y así podría seguir enumerando cada una de las miles de situaciones humanas que existen aunque no se vean y aunque haya personas que además de no verlas, tampoco las sienten
Creo que estas situaciones invisibles hacen a las personas más humanas. No son conceptos vacíos. No son meras abstracciones. Cada una de ellas dignifican al ser humano y le ayudan a ser más pleno y más feliz. Si todo esto me hace mucho mejor, ¿Cómo no voy a creer en Dios, el hacedor de todo lo bueno que reina en el corazón humano?
¿Por qué el bien nos hace felices y el mal desdichados?
¿Por qué la injusticia nos hace sufrir y la justicia nos equilibra?
¿Quién ha escrito estos códigos espirituales en nuestro corazón? ¿La genética? ¿Por qué entonces otras personas no tienen mis mismos valores y apreciaciones sobre la bondad de las personas? ¿Por qué el mal?Muchas preguntas quedan por hacer y responder. El ser humano tiene una vida para dar las respuestas adecuadas a los interrogantes que la vida nos ofrece. Felices los que al final de su existencia tienen más respuestas que preguntas. Felices los que crean sin ver.


©2004 Mario Santana Bueno